Más que eneatipos, el eneagrama como realidad total de la persona

El Eneagrama suele presentarse como “un mapa de la personalidad” pero, en mi opinión, esa definición no recoge del todo lo que de verdad nos interesa, comprender la realidad esencial de la persona y no solo su modo de percibir el mundo y de relacionarse con él.

30-09-2025

En Eleusis entendemos el Eneagrama como un lenguaje vivo que articula motivaciones, defensas, cuerpo, emoción, pensamiento, vínculos, historia y las posibilidades de trascender el propio patrón. No es para encasillar a nadie en una etiqueta, sino para crear espacio a la experiencia total de la persona de conexión con lo esencial.

Cuando lo trabajamos con honestidad aparece la historia de la persona, porque nadie nació siendo un eneatipo. Fuimos ajustando nuestra manera de estar en el mundo en respuesta a contextos concretos: padres, familias, escuelas, climas emocionales y todas las primeras experiencias que nos tocaron vivir con un escaso desarrollo madurativo y, por tanto, herramientas muy básicas.

El carácter como ajuste creativo

El carácter se organiza como un ajuste creativo. Se cristaliza en torno a estrategias para pertenecer, ser queridos, protegernos del exceso o de la carencia y se va forjando ante lo que experimentamos como desbordante -exigencia, crítica, caos- o lo faltante -falta de cuidado, sintonía o límites-.

Llevar el conocimiento adquirido en la formación en Eneagrama en Eleusis a la práctica implica nombrar ese patrón y, a la vez, reconocer la herida que lo fijó. Sin esa doble mirada corremos el riesgo de coleccionar descriptores y perder de vista que el carácter tiene sentido y nos salvó de algo. Agradecer esa función y aprender a aflojar la coraza es ya un gesto de compasión hacia uno mismo.

La encarnación del patrón

El trabajo con el Eneagrama implica también la "encarnación", el trabajo con el cuerpo, no solo con los conceptos. El "automático" vive en la respiración, el tono muscular, la postura y el gesto con el que entramos en contacto. Se nota en la velocidad con que interrumpimos, en el modo de evitar un silencio, en cómo nos tensamos ante el desacuerdo o la crítica. Por eso combinamos el conocimiento con la práctica. Observar el patrón mientras sucede, atender la emoción que lo empuja y ofrecer al cuerpo experiencias nuevas que lo regulen es parte del trabajo de la autoobservación. El Eneagrama, así entendido, no es un repertorio de rasgos sino una pedagogía de la presencia.

Contexto, cultura y género

Tampoco se despliega en el vacío, la cultura, la clase y el género moldean la forma en que un mismo patrón se expresa. Un estilo orientado al logro puede mostrarse como autopromoción en entornos individualistas o como prestigio del grupo donde la armonía social es el valor central. Un modo de regulación que en ciertos contextos se aplaude en hombres puede penalizarse en mujeres, y viceversa. Mirar estas tensiones evita el moralismo y afina la intervención. El eneatipo pone de manifiesto lo que busco y evito, mientras que el contexto explica cómo lo muestro y qué precio pago por mostrarlo así. El trabajo consiste en no confundir el carácter con la identidad, somos más que un mecanismo.

La dimensión relacional

La dimensión relacional es decisiva ya que el carácter no aparece dentro de mí, aparece entre tú y yo. En la pareja, en el equipo, en la familia, en el grupo de aprendizaje, nuestra organización interna busca -a veces de forma muy torpe- amor, reconocimiento, seguridad o control. Una parte quiere ser vista, otra se protege para no volver a doler. Cuando entiendo mi lógica interna, dejo de discutir con mis defensas y empiezo a dialogar con ellas, cuando entiendo la lógica del otro, disminuye el juicio y crece la compasión, lo que me permite expresar mis necesidades asertivamente y satisfacerlas sin invadir, poner límites que favorezcan la regulación en relación, sostener un silencio que no castigue y reparar sin dramatizar.

De la pasión a la virtud

Lo que promovemos en la Formación en Eneagrama en Eleusis es experimentar la trascendencia del carácter como un movimiento muy concreto, no una promesa espiritual abstracta. Es pasar de la pasión que me secuestra -esa emoción repetitiva que tiñe mi percepción- a la virtud que regula mi reactividad y me devuelve al contacto. No se trata de "ser mejor persona" a golpe de voluntad, sino de entrenar una cualidad que ya está disponible cuando afloja la defensa, sobriedad donde antes había exceso, ternura donde había dureza, paciencia donde había prisa, coraje donde había parálisis. Ese entrenamiento se hace poco a poco, en relación, con práctica cotidiana y con una mirada comprensiva.

¿Para qué sirve el Eneagrama?

¿Para qué sirve entonces el Eneagrama? Para verse con menos interferencias y vivir con más consciencia y libertad, para entender por qué me activo así cuando me siento ignorado, invadida o medido, para revisar acuerdos y hábitos en la pareja, para que un equipo hable de conflictos sin perderse en reproches, para que un profesional del cuidado afine su escucha y su respuesta. Y también para transitar duelos, cambios y crisis con un poco más de firmeza, porque ya sé qué parte de mí se dispara, qué necesita y cómo atenderla sin hacer daño.

Más allá de "acertar el eneatipo"

La formación de Eneagrama en Eleusis tiene diferencias claras respecto a otros enfoques que se quedan en "acertar el eneatipo". Identificarlo puede ser útil, pero es solo el umbral. El trabajo real es biográfico y vivencial: ¿cómo se formó tu carácter? ¿qué protege hoy? ¿qué te cuesta sentir y qué controlas para estar en paz? ¿qué ocurre en tu cuerpo cuando la vieja alarma se enciende? ¿qué virtud concreta puede regularte ahora mismo? Estas preguntas devuelven la capacidad de agencia y cambia el tono. Un primer paso es que en lugar de "soy así", aparece "esto es mi patrón" y, con esa frase, un milímetro de libertad para la persona.

Dimensión política y ética

Ese milímetro es también político y ético. Conocernos mejor no es narcisismo, es la base de una convivencia más saludable. Si sé dónde me hiero y dónde hiero, puedo dejar de propagar lo que me hicieron. La compasión que buscamos no es sentimental, se nota en el trato, en el uso del poder, en el cuidado de la palabra. Tiene consecuencias en casa y en el trabajo. Mejora la conversación y baja el daño colateral de nuestras defensas.

¿Cómo empezar?

¿Cómo empezar? Con algo muy simple y exigente a la vez, nombrar el automático cuando aparece. Respirar, sentir el arraigo, reconocer "esto me está pasando a mí" y no anclarlo al pecado del otro. Practicar una sola cualidad durante una semana y traducirla a acciones pequeñas. Pedir ayuda cuando la necesite y poner un límite cuando corresponda. Ese hilo, sostenido en el tiempo, cambia el tejido.

En los contextos de formación de Eneagrama en Eleusis, cuidamos que este mapa se vuelva camino. Unimos teoría y experiencia, trabajo individual y de grupo, mirada terapéutica y práctica corporal. No para convertirte en experto en etiquetas, sino para que te encuentres a ti con más veracidad y te relaciones mejor. El Eneagrama, entendido como realidad total no promete vidas perfectas, pero ofrece un marco honesto para comprender por qué te proteges como te proteges y cómo, paso a paso, puedes vivir con menos miedo y más presencia. Eso, al final, es lo que de verdad importa.
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José A. Prieto.
Director del programa de formación en Eneagrama del Centro Eleusis.

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